
Insta a crear protocolos específicos para creadores visuales en planes de emergencia y a considerar la cultura como «infraestructura crítica»
El Consell Valencià de Cultura (CVC) ha resaltado que la dana que el pasado 29 de octubre devastó diferentes localidades de la provincia de Valencia «evidenció la alta vulnerabilidad de estudios, talleres, almacenes y galerías» del sector artístico, especialmente de aquellos espacios «gestionados de forma independiente o con recursos limitados». A su vez, ha destacado que «la pérdida de obras, herramientas y archivos afectó directamente a la capacidad productiva y emocional de muchos artistas».
El CVC se ha pronunciado de este modo en el informe Impacto de la dana y resiliencia del sector de las artes visuales: diagnóstico y propuestas elaborado en la Comisión de Artes de esta institución y aprobado este lunes por unanimidad en el pleno ordinario de julio que ha celebrado.
Este trabajo se ha estructurado a través de los testimonios ofrecidos por «tres voces relevantes» en representación de «distintas perspectivas del sector» durante el encuentro organizado el pasado mes de junio por la citada comisión.
Esas tres voces fueron las de Rubén Tortosa, profesor titular de la Universitat Politécnica de València (UPV) y artista multidisciplinar de obras interactivas y electrónica; Rosario Llamas, catedrática de la UPV, restauradora de arte contemporáneo y miembro del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio, y Xelo Bosch, artista y activista y coordinadora general de la Artistes Visuals de Valencia, Alacant i Castelló (AVVAC).
Estos expertos, como recoge el informe, se han pronunciado sobre cuestiones como el impacto director de la dana en los artistas visuales, las respuestas creativas y la resiliencia artística, los problemas sistémicos y la urgencia de actuación, el impacto directo de la dana, y los problemas y condiciones estructurales del sector.
Respecto a estas últimas, la AVVAC habló de «alta precariedad estructural, irregularidad laboral y escasa contratación, muchos artistas que no están dados de alta como autónomos, necesidad de compaginar la creación con otras fuentes de ingresos, ausencia de seguros adecuados para estudios y talleres» y ayudas públicas que «cuando llega, son insuficientes».
A partir de esos testimonios y de sus aportaciones, el informe elaborado y respaldado esta jornada por el pleno del CVC alerta no solo de la «fragilidad estructural del ecosistema artístico» sino de «falta de protocolos específicos para el arte contemporáneo». A este respecto y «desde el punto de vista de la restauración» señala «una carencia notable de protocolos adaptados a los materiales, soportes y lenguajes del arte contemporáneo» y remarca que «la urgencia y precariedad de la intervención inmediata complicó la conservación de obras afectadas por el agua, especialmente, aquellas en soporte no tradicional».
Igualmente, habla de una «ausencia de respuesta institucional coordinada» y advierte de su «dispersión o lentitud», así como de «la falta de canales claros de comunicación con las administraciones», además de afirmar que «no existieron líneas de ayuda específica para el sector artístico tras la catástrofe».
Por otra parte, el informe manifiesta la «importancia de las redes profesionales y asociativas» y asegura que «la coordinación informal entre artistas, gestoras y asociaciones como AVVAC fue clave para el acompañamiento, la visibilización de daños y la articulación de primeras demandas».
El documento habla también de los espacios colectivos de almacenaje «como herramienta de resiliencia» y subraya que «una necesidad reiterada» cha sido «disponer de espacios compartidos de almacenamiento y custodia de obras» que sean «seguros, climatizados y gestionados colectivamente» porque «permitirían descentralizar el riesgo, facilitar la logística de conservación y reforzar el tejido comunitario».
DESAPARICIÓN DE «OBRAS ÚNICAS»
El texto del CVC indica que «además de las pérdidas materiales», la dana «destacó el impacto emocional y simbólico de ver desaparecer procesos de trabajo, obras únicas o espacios construidos durante años» y resalta que la demanda de «mayor reconocimiento público del valor de la cultura en situaciones de emergencia».
El Consell Valencià de Cultura propone en su informe diversas recomendaciones, entre ellas, la de «reconocer la cultura como infraestructura crítica» y «no solo como generadora de valor simbólico y social». Así, invita a contemplarla como «un bien común que debe ser protegido, planificado y cuidado antes, durante y después de cualquier emergencia».
Emplaza a las administraciones públicas locales, autonómicas y estatales a: incluir el sector cultural en los planes de emergencia y protección civil; establecer protocolos específicos para artistas visuales en planes de emergencia locales y autonómicos; e impulsar ayudas de emergencia específicas para agentes culturales afectados por catástrofes naturales.
ALMACENAJE COLECTIVO PROTEGIDO
Asimismo, recomienda crear infraestructuras públicas o concertadas de almacenaje colectivo protegido para obras de arte, especialmente para quienes trabajan sin galería o representación estable; y diseñar protocolos de actuación inmediata para proteger estudios, archivos, galerías y espacios de creación cultural.
A esto se suma la petición de incorporar técnicos especializados en conservación contemporánea en los equipos de respuesta a emergencias culturales; fomentar la contratación de seguros culturales colectivos con asesoramientos técnico desde asociaciones; incluir representantes del sector en comisiones de seguimiento de ayudas por catástrofes, y promover la digitalización de archivos y documentación de obras como medida preventiva.
El CVC recomienda además, a las asociaciones y redes del sector artístico, a promover inventarios digitales colaborativos de obras y materiales vulnerables; facilitar formación básica en autoprotección y prevención, consolidar redes de apoyo mutuo e impulsar acuerdos marco con seguros culturales adaptados al arte contemporáneo. A los artistas les emplaza a revisar la seguridad de los espacios de trabajo y almacenaje, a inventariar sus obras y a formar parte de asociaciones que defiendas los derechos del sector.