El Consell Valencià de Cultura (CVC) ha recomendado a la Generalitat Valenciana, a la Diputación de Valencia, a la Unión Europea, al Gobierno central y a los ayuntamientos de los pueblos de esta provincia afectados por la dana que el pasado 29 de octubre provocó inundaciones en diferentes localidades estudiar las vías que posibiliten «poder asesorar y dar apoyo económico a las personas propietarias» de viviendas con valor patrimonial en esos municipios y que hayan sufrido daños para que puedan llevar a cabo su restauración.
Así lo ha decidido esta institución en el pleno ordinario de junio y a partir de la aprobación, por unanimidad, de un informe que ha elaborado sobre las casas privadas protegidas en los municipios valencianos afectados por ese temporal.
El CVC ha señalado que está hablando de «conservación», de la derivada de «la recuperación del patrimonio cultural protegido y de propiedad particular» afectado por ese temporal y situado en municipios de las comarcas de l’Horta Sud, la Ribera Alta, la Ribera Baixa, la Hoya de Buñol, el Camp de Túria y los Serranos.
La entidad ha destacado que «cada pueblo posee un catálogo un catálogo de bienes y espacios culturales protegidos en los que destacan edificios históricos, historicistas y modernistas que también son viviendas particulares, como fachadas e interiores protegidos que proporcionan valor al patrimonio cultural local».
«Lamentablemente, estas casas también se han visto muy afectadas por la barrancada que tuvo lugar el pasado 29 de octubre», ha resaltado, al tiempo que citado como ejemplo casas historicistas de Aldaia, Alaquàs, Algemesí, Sedaví o Catarroja que están «cargadas de gran valor patrimonial y cultural para el pueblo».
El Consell Valencià de Cultura ha asegurado que estos inmuebles son «testigos de un pasado agrícola e industrial de los pueblos, además de ser característicos de la zona en la que se encuentran», por lo que ha considerado que «merecen ser conservados».
«Han padecido daños cuantiosos que han alterado sus fachadas y sus interiores, en los que aún lucen zócalos modernistas, cerámica hidráulica, cerámica de Nolla, paneles cerámicos, pinturas murales, elementos ornamentales y puertas de madera de grandes dimensiones que también padecieron en la riada del año 1957 y en la pantanada del año 1982».
El CVC ha precisado, como recoge el informe aprobado, que la dana ha dejado patente «la falta de manos especializadas y profesionales en las tareas tradicionales de la restauración de madera, vidrio, cerámica, pintura» para que «las casas puedan volver a su estado original» y para «seguir manteniendo la memoria cultural, arquitectónica y artística de los pueblos».
Asimismo, ha destacado que las personas propietarias de esos inmuebles, «que también han perdido sus muebles y objetos vinculados al patrimonio familiar de gran valor sentimental», se encuentran en una situación de preocupante urgencia por la necesidad de llevar a cabo las actuaciones necesarias» para recuperar sus casas, teniendo en cuenta las «graves dificultades económicas» como consecuencia de «los gastos elevados» por «el coste de la mano de obra profesionalizadas».
El Consell Valencià de Cultura ha añadido que eso es así «aunque hayan recibido los 6.000 euros de ayuda directa de la Generalitat Valenciana para hacer frente a la pérdida de los bienes de primera necesidad».
«SITUACIÓN DELICADA»
De este modo, el CVC ha insistido en la necesidad de «alertar de la situación delicada en la que se encuentra el patrimonio cultural particular protegido en las poblaciones afectadas por la dana».
El informe que ha aprobado la entidad será enviado a la Conselleria de Cultura, a la Secretaria Autonómica de Cultura, a la Dirección General de Patrimonio y a los ayuntamientos de las poblaciones afectadas por la dana, como señala el propio documento. Además, ese texto se remitirá al Colegio de Arquitectos, como ha planteado durante su debate el presidente del CVC, José María Lozano, y han aceptado el resto de miembros de la institución.
La consejera Irene Ballester, que ha expuesto el informe en el pleno, ha señalado que su elaboración ha sido posible gracias a la colaboración mostrada por los propietarios y residentes en esos inmuebles dañados por la dana, quienes «han abierto sus casas y han contado sus experiencias». Por ello, les ha dado las gracias.